¿Donde pudieran alojarse los brazos del impulso?
El anhelo de lo húmedo brotando de cerdos en el viento,
el comfort de tener cada extremidad en su lugar,
se desdibujan de los rasgos y dividen entre ser humano e inmortal.
¿Los presos de su propia carcel, se albergan detras de las sombras de una corteza cerebral?
¿o son el resultado de un umbral ajeno que pocos pueden superar?
El nectar de lo insaciable asume su rol y cercena la paz de simplemente existir,
ciertas tendencias se fugan en una sed incotrolable, que bebe de vasos sanguíneos.
Un cerrojo oxidado clausura novedades llenando de telas arañas la silueta desgastada,
la gracia retratada en los lagrimales se diluyó con los sedimentos del existir.
Abrir en solo un sentido, tiene los costos de no pagar.
La disonancia de cada movimiento roza los oidos, e invanden pesados fantasmas el presente
mecerse en na pequeña silla, exige ser empujada.
¿Por qué tanta quietud?
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